La RAE, define a una plaga como la “aparición masiva y repentina de seres vivos de la misma especie que causan graves daños a poblaciones animales o vegetales, como, respectivamente, la peste bubónica y la filoxera.” [1] Pero el concepto actual ya ha acaparado la definición para referirse más a una situación en la cual un animal produce daños económicos, normalmente físicos, a intereses de las personas. Esta nueva versión parte ya de una idea antropocentrista, a pesar de que ahora se entiende que el contexto es el determinante, ya que una especie es beneficiosa en un lugar y perjudicial en otro.

Si retomamos la primera definición podríamos adjudicársela al humano y a su expansión masiva y efecto destructor sobre el medio.

 

Buscando de dónde viene esta visión antropocentrista donde el hombre es la medida de todas las cosas, podemos ubicar históricamente su origen justo después del teocentrismo de la Edad Media. Vemos además que se solidifica la idea con la llegada del cristianismo, lo podemos entender citando al génesis: “Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: "Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla; manden en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra". Pero hablando del momento en donde el hombre se empezó a sentir superior a su entorno, tendríamos que remontarnos al momento en el que apareció el homo sapiens sobre la tierra.

Lo anterior es comprensible debido a la necesidad del humano por buscar preservar su especie, pero cuando se acaba la necesidad de sustentarse deja de tener sentido agredir el entorno.

 

Mi línea de investigación va en un sentido reflexivo en cuanto a la postura antropocéntrica y jerárquica del hombre con respecto a su entorno, no tanto en un sentido ecologista (para lo que se sobreentiende por ecología) ya que no está estrictamente relacionado a promover la conservación del ambiente, lo que busco esencialmente es una consciencia existencial de las jerarquías establecidas.

 

[1] http://lema.rae.es/drae/?val=plaga